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El hombre trabajaba alegremente en la construcción que le habían encomendado. Mientras levantaba los muros pegando ladrillos de barro moldeados por él y secados al sol, recordaba cómo su padre le había enseñado a trabajar. Recordaba la primera vez que junto a él había subido a la colina vecina estaban las mejores tierras para moldear tierras para moldear los ladrillos; allí le había traspasado sus conocimientos; cómo preparar los moldes, con qué paja había que mezclar la tierra y cómo disponer los ladrillos para que el sol los endureciera. Recordaba asimismo las tardes junto al fuego en que el abuelo contaba la técnica sobre la técnica de los antiguos y juntos reían de los métodos primitivos. ¡Hacer grandes muros de barro! ¡Que barbaridad! ¡Si se agrietaban enteros! En cambio nosotros ahora, hacemos ladrillo pequeños, que colocados ordenadamente, forman muros más fuertes, durables y que un solo hombre puede levantar. ¡Cómo hemos progresado!.
Se ponía ya que el sol y
el hombre colocaba los últimos ladrillos. Había terminado su obra. Limpió
sus utensilios y se retiraba a descansar cuando vió a los hombres de
la caravana. Solicitaban su ayuda, pues el reino vecino los había atacado
y había que construir obras de defensa.
Esta ficción no está muy lejos de la realidad, "venid, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego", se lee en el Génesis, capítulo XI, hablando de la construcción de Babel. Hay razones para creer que el ladrillo tuvo su origen en Caldea, cuya técnica heredaron los asirios, donde el primer mes del verano se llamaba "el mes del ladrillo". En todos los pueblos antiguos se conoció la técnica del ladrillo, desarrollándose más en aquellos países donde abundaba la arcilla y faltaba la piedra. Fueron estos pueblos los que desarrollaron una arquitectura propia del ladrillo y no se limitaron con él la técnica de la piedra.
Al N.E. de Elam se encuentra la región que se llamó Anzán, nombre que dio lugar al primer titulo real llevado por los reyes persas, antes de la formación del Imperio de Ciro. De la época de los reyes de Anzán hay abundancia de monumentos en Elam, sobre todo en Susa, de donde proviene el "animal fabuloso" de nuestra portada, fotografía de la pieza que conserva en el Museo del Louvre, ejecutada con ladrillos esmaltados. |