El ladrillo crudo es alimentado al elevador automático que tiene una carrera ascendente y descendente y permite disponer los ladrillos en estanterías, las que una vez llenas son retiradas por los carros transportadores que las trasladan a los secadores naturales y posteriormente a los artificiales, donde son colocados de manera de permitir el flujo de aire a tráves de ellos. En el secado artificial se exponen los ladrillos al paso de los gases calientes provenientes del horno, durante un lapso de aproximadamente 3 días.